A propósito de Gonzalo y el bluff cancunense



Cuando me enteré de este evento no dudé en que asistiría, desde hace algún tiempo este documental fue estrenado en el Natgeo -canal de la National Geographic Society-  y tuve la curiosidad de verlo pero para esas fechas recientemente había cancelado mi suscripción a la televisión de paga por malos funcionamientos y quejas en repetidas ocasiones sin resolver.

El día llegó y hoy fui testigo de la impuntualidad, si algo me puede chocar más que el reggaeton es la impuntualidad, caray, comenzaron media hora tarde. Uno de los asistentes, un señor algo ya entrado en años se levantó de su asiento y después de vociferar contra la organización dirigiéndose a uno de los vigilantes se fue a paso veloz.

Mientras iban llegando los asistentes al evento eso se iba convirtiendo en algo más parecido a un coctel, meseros, pero no el mesero común, tenían unos uniformes impecables, de buen ver, dispusieron un buffet de bocadillos, todos lindos ellos, con una aceituna de adorno, refrescos en vasos largos de vidrio, pajitas y hielo; café en tazas de cerámica blanca y desde luego, vino. La mayoría de los asistentes no tenían características fenotípicas de la región, la mayoría eran güerillos, ojiverdes, una que otra hippie chic y algunos hipsters deambulando por la sala. Entre todo ese quórum me pareció reconocer a Pat Boy -un cantante de rap en lengua maya- quizá daría su show para amenizar el refrigerio de los sofisticados amigos y conocidos de la delegada.

La delegada del INAH Adriana Velázquez Morlet como buena anfitriona se la pasó de aquí para allá cuidando los detalles, sino se invirtiera tanto en ese tipo de convivios suntuosos, podrían distribuirse mejor los recursos para continuar con los trabajos de exploración, excavación, restauración de los sitios arqueológicos como Yokop, en Sabán.

El documental transcurrió sin pena ni gloria, no aporta nada nuevo, no ofrece una visión distinta, ni nuevas pesquisas, es más de lo mismo, y llegó a ser tan sentimental que el final me dio ganas de llorar. Siguen en el supuesto romántico del mestizaje sin violencia. Buen documental didáctico, nada más.

En la mesa redonda estuvieron algunos de los entrevistados en el documental. Una señora abrió con una pregunta que duró 10 minutos en lograr plantearla, creo que ya quería su media hora de participación a parte, preguntando sobre antropofagia y el paralelismo cultural con la costumbre católica del sacramento eucarístico. El caso es que ya estaba asqueada de toda esa faramalla, mi incomodidad iba creciendo cada vez que me cuestionaba por qué diablos ese evento no lo hicieron en un lugar donde pudiese asistir toda la gente, para que conociesen su historia. El conocimiento en manos de unos cuantos, la asequibilidad de la cultura vedada a la gran mayoría que vive en la ciudad y que le resulta complicado asistir, ya sea por los tiempos, el trabajo y lo económico.

La próxima vez me la pensaré varias veces antes de convertirme en una cómplice más.

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL WAAJIKOOL: UN RITUAL AGRÍCOLA EN K’ANTEMO’

La Jícara Celeste

Sisal, el puerto y otras anécdotas