Tela, uno de tantos olvidos
El sábado
13 de julio fuimos en busca del “pueblo fantasma” de Lalcah. En realidad mi impulso
fue a raíz de que hace un mes vi un video promocional turístico del circuito
Guerra de Castas-Ruta de las Iglesias y pensé que quizá ya habría acceso al
lugar pues años atrás realicé la lectura de un artículo sobre arquitectura
colonial donde se le mencionaba muy escuetamente; sin embargo en el camino no
encontramos ningún señalamiento que indicase su ubicación. Llegamos hasta el
museo de La Guerra de Castas en Tihosuco, Quintana Roo para averiguar sobre el
lugar. Muy amablemente nos atendió el director del museo Carlos Chan a quien
preguntamos sobre ese lugar en especial y sonrió volteando a ver a Evelio un
ecoagrónomo que trabaja con él, dicha interacción me hizo suponer que no éramos
los únicos que habían preguntado sobre el sitio.
Nos hizo pasar
a una sala donde exhiben los proyectos de desarrollo comunitario, entre ellos
se encuentra habilitar Lalcah como punto turístico, tenían un croquis del sitio,
una fotografía de la iglesia y un censo del año 1846 en el que consta que tenía
alrededor de 2667 habitantes, un poco más que Tihosuco y Tepich. Esta
información debe ser reciente, ya que en el boletín de monumentos históricos
editado por el INAH en el 2006 de la autoría de Luis Alberto Martos López no se
menciona este dato y mucho menos la existencia de un fuerte a dos kilómetros
del asentamiento. El fuerte tiene una construcción muy peculiar, está dispuesto
de tal manera que la persona debe pasar de lado y no de frente por un pasillo
angosto.
Comentaba
Carlos Chan que una arquitecta encontró una roca que tenía labrado el nombre de
Tela y como anécdota curiosa narró que uno de los ejidatarios le dijo que
podían lavar con cloro la piedra para que se pudiera ver mejor y la arquitecta
le dijo que eso no se debe hacer y tomó una hoja de papel, la puso encima de la
piedra y con su carboncillo comenzó a rayar para poner al descubierto lo que
decía.
Hace dos años
estuvo explorando la zona el arqueólogo de la Universidad del Museo de
Pennsylvania de arqueología y antropología Richard M. Leventhal. Algunos
avances en la investigación se deben al equipo de trabajo que logró conformar
con los habitantes de la comunidad de Tihosuco. Abajo les paso el video para
que miren más fotografías de este “pueblo fantasma”, en el minuto 8:49 habla de
Lal’ kaj.
Lalcah
proviene del maya, según Carlos Chan nos mencionó que los abuelos cuentan que
cuando andaban en la selva y se encontraban con estos asentamientos los
llamaban “la kaj” que quiere decir pueblo antiguo, el lugar tiene muchas
ortigas y por ello los ejidatarios le llamaron “lal kaj”; actualmente se sabe
que su nombre fue Tela (o Tilá).
Al cabo de dos
años, el monte ha crecido y nuevamente se requiere de limpieza, una camioneta y
el permiso del comisario ejidal quien asignará un guía para poder acceder al sitio.
Después de
comprar el juguete tradicional y pagar las entradas nos quedamos conversando
con Carlos y Evelio sobre agricultura ecológica, Monsanto, compostas y
campesinos que se niegan a dejar los plaguicidas, fertilizantes y semillas
mejoradas. Carlos comentó que se realizó un estudio del suelo de Tekax y
Tixcacal Guardia y este arrojó que las tierras están por demás contaminadas.
Amenazamos con
volver, esta vez bien preparados…
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