Leña del árbol caído



 
 
Hoy como todos los días desde hace seis meses, me encontraba corriendo en el circuito del kilómetro cero en la entrada de lo que conocemos como la Zona Hotelera de Cancún y casi por el kilómetro dos escuché que entre e...l mangle provenía un sonido de hacha cortando los troncos secos. Traté sin éxito de encontrar al ejecutor; así que decidí continuar mi ejercicio.
Ya de regreso me percaté que a 50 metros de distancia se iba el leñador en bicicleta con algunos troncos secos atados en la parte trasera.
Me pareció extraño en una primera impresión pero lo que inmediatamente pensé fue que en Cancún como en cualquier otra urbe, las periferias están ocupadas con asentamientos irregulares carentes de servicios básicos, tan simple como eso. Y no se diga de la calidad de empleo que se ofrece en estos destinos turísticos y a las insignificantes oportunidades de desarrollo humano. Pareciera de todos los días oir que fulano o sotano se quitan la vida en la colonia tal o cual -nueve casos en lo que va del año-.
Y sí, se iba campante "pedaleando" su "bici", quizá pensando que la leña cortada de esos escasos tres metros de mangle que dejaron las empresas depredadoras y el mal gobierno le servirá para paliar el frío de la noche, cocinarse unos frijoles o vendérsela a algún vecino.

Comentarios

  1. Y ayer me percaté que no es sólo un leñador, son dos y van cada tres días.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

EL WAAJIKOOL: UN RITUAL AGRÍCOLA EN K’ANTEMO’

La Jícara Celeste

Sisal, el puerto y otras anécdotas