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Mostrando entradas de 2019

PENA DE MUERTE

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La certeza que da la oscuridad de que al cerrar los ojos nada pasará de que tu en mi último pensamiento será fuente y sepultura del tiempo. El tiempo que pasa constante el beso y abrazo distante una violenta mordida de las horas cuando todos se van y me quedo a solas. Tengo el corazón tibio de soledad es por eso que los atardeceres miro esperando el sepulcro de la noche cuando todo en rededor es más frío. Duermo la borrachera del tic tac del gruñido en el estómago que omito las sábanas raíces que envuelven el campo traviesa de un río vivo. Tú, mi río lleno de peces multicolores de piedras lisas y suaves, camino me baño en tus bruscas aguas y en tu remanso de fresca hierba la orilla húmeda de tu ser acaricio. Como el prisionero que se dirige al cadalso he parado de escribir este bello lamento otra vez es la danza inútil del segundero medidor incansable de la eternidad que siga bailando su estúpida mentira   mientras en el

Il Canto

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La notte qui non torna più Dal giorno che sei andata via Ed il cielo ha smesso di giocare Con le stelle e con la luna E le nuvole sono ferme qui Come lacrime che non cadono Vedi come il tempo Perde anche i ricordi Resta solo il canto Di un amore che non muore Prendi la mia mano Danza con il vento Apro le mie ali Posso solo amarti così Vieni, vieni via con me...

...

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Como aquél cuadro de Salvador Dalí “El médico que no está buscando absolutamente nada”, hoy frente al buscador de Google, no sé qué buscar y tampoco me siento con suerte; una mirada perdida en la luminosa pantalla del ordenador, y todo el mundo son un colibrí dormido dentro de mi cabeza, un sol bizco y un cuerpo de mujer mutilado; los mejores poemas de Bécquer y Calderón de la Barca… 36 libros a los 17 y media vida en cuadernos de pasta dura franceses. Me he regalado una sonrisa de ingenuo recuerdo al mirar los libreros, el suelo y a un lado de la escalera. También recuerdo el incendio que acabó con la biblioteca de Paz, creo que nunca lo superó, sin embargo, estoy segura de que estuvo eternamente agradecido con el gato que, sin quererlo, salvó su vida. He recordado su muerte, lo escuché en la televisión del cuarto de mis padres, del impacto caí sentada en la orilla de la cama y me invadió un sentimiento de orfandad, luego pensé “y ahora qué vamos a hacer”; tardé en sobre ponerme

Retrato en sepia

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Esa película antigua que veíamos una y otra vez, tu repitiendo los diálogos de él y ella; yo siempre llorando con el final. -¡Ay viejo, que difícil es llegar a esta edad! -Te invito un café mujer, como cuando nos conocimos en Los Portales del puerto. Abrazabas la idea de invitarme algún día ese café después de pasear ese romántico malecón, mirando en el suelo las artesanías multicolores. Siempre pensé que nadie debería caminar solo ese malecón. -Ayer llovió lo suficiente como para que crezcan un poco más las calabazas. -Que va, viejo, si cae una gotita más se pudrirán y sólo se las comerán los chanchos de Don Nicolás. -Tú qué sabes de calabazas si nunca ganaste el primer lugar en la feria de los huertos. Fue una lástima que al final, esas calabazas sirvieran de alimento para uno de los chanchitos del vecino. Caíste enfermo y desde entonces, siempre llueve en el huerto.

Sequía de julio

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Quédate ahí sentado, en el rincón, donde está la silla coja para que no se caiga. Guarda silencio, amor; mientras tomo mi café frente al librero, viendo mis ideas cabalgar desbocadas sobre los lomos de los libros, donde la vida no molesta y recuerdo aquella cita; sí, la que me remite a una sensación inefable, su compañía, mi ilusión de letra muda y puntos suspensivos…

Lluvia de junio

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Furtiva lágrima, furtivo amor sentado, en el silencio siempre en la esquina de la silla coja se regodea en su anonimato, nostálgico manto que lo envuelve. Advierto un gran nudo en tu mirada, presa ausente, vaga mi caricia desde tu cabeza hasta la nuca, mi respiración muy pronto encalla en una playa de circunstancias. Tarde, temprano ¡qué importa! ese caos nos confunde, con su torpe coincidencia otros brazos y otros labios que el hartazgo diario funde. Te sobrevivo en el tiempo como la flor   matutina que despierta en el rocío y cuando el sol la acaricia. Soy el abrazo que añoras lo que yo respiro, respiras algo duele, no es el adiós la lejanía que mata es el miedo de despertar y recordar por la mañana.

LA MUERTE JACARANDOSA

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Movida por la tripa escandalosa, me decidí a ir en busca de alimento, pero ya no el de los restaurantes cercanos, sus menús ya me tienen aturdida y asqueada, no porque la comida sea mala sino porque el lugar me parece repetitivo. Después de ver en el Google lo que pudiera encontrarme caminando por las calles de Coyoacán, sin alejarme tanto de mi deber; emprendí la andanza en una callejuela sin banquetas, algo así como... colonial, pero sin construcciones de esa época, casi no había gente, es domingo. Llegando casi a la esquina había un callejón con un altar de algún santo católico, adornado con banderitas de colores y un letrero enorme que decía "si te agarramos robando, te linchamos" y lo decoraba una rata con un saco lleno de cosas, pensé en sacar la cámara, pero pensé que no era muy buena idea, así que continué caminando hasta llegar a la avenida Churubusco, poco a poco empecé a divisar la entrada de un cementerio, claro, era el cementerio que se veía desde la ve

DESDE UN SEXTO PISO

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Ciudad de México, primavera del 2019 Tras cuatro días de encierro en un sexto piso, comienzo a agarrar un valor sosegado, originado a partir de mi aburrimiento. La cámara fotográfica no es tan útil cuando permaneces en un cuarto frío conectada con el mundo a través de un celular; entonces comienzas a extrañarlo, deseas fervientemente salir del estado en el cual te has instalado por decisión moral ¿cuáles son los límites de una moralidad? Estrictamente se reducen a la familia, lo moralmente correcto se cimienta sobre ello, la sociedad pasa a un segundo término y la contaminación medio ambiental sólo es la cereza del pastel. Extraño esta podredumbre de mundo, es realmente desconcertante pensar en la ínfima parte que representamos cuando allá afuera algo es mucho más grande y todo esfuerzo humano positivo o negativo, es como quitarle el pelo a un gato, entonces todo se vuelve insignificante, todo se pierde y se resignifica para convertirse en un bálsamo que te e