Retrato en sepia
Esa película antigua que veíamos una y otra
vez, tu repitiendo los diálogos de él y ella; yo siempre llorando con el final.
-¡Ay viejo, que difícil es llegar a esta
edad!
-Te invito un café mujer, como cuando nos
conocimos en Los Portales del puerto.
Abrazabas la idea de invitarme algún día
ese café después de pasear ese romántico malecón, mirando en el suelo las
artesanías multicolores. Siempre pensé que nadie debería caminar solo ese
malecón.
-Ayer llovió lo suficiente como para que
crezcan un poco más las calabazas.
-Que va, viejo, si cae una gotita más se
pudrirán y sólo se las comerán los chanchos de Don Nicolás.
-Tú qué sabes de calabazas si nunca ganaste
el primer lugar en la feria de los huertos.
Fue una lástima que al final, esas calabazas
sirvieran de alimento para uno de los chanchitos del vecino. Caíste enfermo y desde entonces, siempre llueve en el huerto.
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