PENA DE MUERTE


La certeza que da la oscuridad
de que al cerrar los ojos nada pasará
de que tu en mi último pensamiento
será fuente y sepultura del tiempo.

El tiempo que pasa constante
el beso y abrazo distante
una violenta mordida de las horas
cuando todos se van y me quedo a solas.

Tengo el corazón tibio de soledad
es por eso que los atardeceres miro
esperando el sepulcro de la noche
cuando todo en rededor es más frío.

Duermo la borrachera del tic tac
del gruñido en el estómago que omito
las sábanas raíces que envuelven
el campo traviesa de un río vivo.

Tú, mi río lleno de peces multicolores
de piedras lisas y suaves, camino
me baño en tus bruscas aguas
y en tu remanso de fresca hierba
la orilla húmeda de tu ser acaricio.

Como el prisionero que se dirige al cadalso
he parado de escribir este bello lamento
otra vez es la danza inútil del segundero
medidor incansable de la eternidad
que siga bailando su estúpida mentira 
mientras en el ocaso se desangra el día.

Ahora viene mi parte favorita del texto
cuando en un recuerdo sucede el reencuentro
me hundo en el más profundo de nuestros sueños
descanso en paz, con una sonrisa, sin miedo
porque sé que juntos detenemos el tiempo.



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