Una noche de estas


Es de noche, noche moza y la luna con su sonrisa iluminada incita a asomarse por la ventana que ella ha dejado abierta, fustigado por la absurda cotidianeidad doméstica, se levanta con lentitud de la cama para que ella no se despierte, se acicala antes de salir en busca de algo que le dé sentido a su existencia.

 La brisa pegajosa de los andurriales trae un olor conocido y excitante. Alguien ha mostrado cierto interés al verse reflejada en sus ojos claros, después de un juego de resistencia sucumben ante sus instintos en un ambiente bermejo. Es tarde y debe regresar a casa, se acicala de nuevo pero aún no decide si volver o tomarse unos días más, eso es algo que decidirá en la última callejuela donde siempre le ladran los malditos perros del vecino. Aún y con todo el escándalo, ha podido recostarse nuevamente a lado de ella cayendo en sueño, ha sido una noche cansada.


Por la mañana el desayuno ya estaba servido, ella tomaba café en el sofá y leía poesía, la miró en su exquisita soledad, se fue acercando lentamente y se acurrucó en su regazo, ella lo colmó de besos y caricias muchas mientras ronroneaba complacido.



Comentarios

Entradas populares de este blog

EL WAAJIKOOL: UN RITUAL AGRÍCOLA EN K’ANTEMO’

La Jícara Celeste

Sisal, el puerto y otras anécdotas