Antes de tener mis primeros contactos con esta bebida, debo confesar que me entusiasma compartir mis anécdotas, porque las mismas, me han hecho comprender un poco más el pensamiento y costumbres mayas. Soy ferviente estudiosa de los mayas desde que tenía poco más de siete años, hasta ese entonces, todo conocimiento provenía de los libros. Yo misma, soy el resultado de un proceso que lleva más de quinientos años; me apellido Poot, el vestigio de mi vena matrilineal maya; sin lengua, porque desde la generación de mi madre, en su familia no se habla la maya, nuestro último maya parlante fue mi abuelo, con quien pude tener una bonita relación cuando me fui a vivir a Chetumal para estudiar, pude practicar un poco la maya y me ayudó a hacer mis tareas de la Universidad para mi clase de Lengua Maya antes de que perdiera la memoria y falleciera. Reconozco cuatro momentos reveladores en ese trayecto de búsqueda, el momento en que me di cuenta que mi apellido es maya; luego cuando me percat...
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