Al Volante


Hablo de la tempestad de tu cuerpo

De lo simple que es beber agua salada

Hechizo de sirenas calladas

En un atardecer minúsculo.

 

Si la apatía no nos entume

Permite que deshile tu pensamiento

Para descubrirme en lo inhóspito

De tu abrasivo olvido.

 

Y ya con la confianza recuperada te digo

Que no eran tus ecos bélicos perdidos

Lo fue tu voz inaudible, tu presencia gastada,

Mi existencia invisible.

 

¡Anda , sal al mundo enamorada!

Sin miseria, sin atisbo

Tal cual tabla rasa

Que esto no es una diatriba

Es tan sólo un elogio a tus alas.

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