Era la vida que me hablaba todas las noches

una sonrisa el contacto contigo

siempre a través de mi

una acequia de planes nombrarte.

 

 A mi alrededor todo era plagio, oscuridad

y mi llanto no era bello como la piedad de Miguel Ángel

era corrosivo sin la turgencia de mi vientre.

 

Los pechos vacíos se han quedado mirándote

en un sueño profundo al que no puedo acompañarte.

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL WAAJIKOOL: UN RITUAL AGRÍCOLA EN K’ANTEMO’

La Jícara Celeste

Sisal, el puerto y otras anécdotas