MIEL CON PAN

 Mi padre compraba la miel por galones, nos duraba todo un año; recuerdo que nos íbamos a un pueblo a comprarla. Al finalizar el año, la miel comenzaba a tornarse más oscura de lo que era y su sabor era más fuerte, pero igual de deliciosa. Muy seguido me servía un plato de miel y remojaba las galletas de soda, a veces hacía unos pequeños emparedados que al aplastarlos dejaban salir la miel por los agujeritos que tenían; otras veces con trozos de pan recogía la miel para de un bocado concluir la merienda. Los recuerdos más dulces son los que nacen del corazón.

El otro día mientras viajaba en carretera y veía revolotear a las mariposas multicolores, recordé los viajes con mi padre; señora garantía de diversión. Era el camino a Balancanche, Yucatán, en aquél entonces era un paraje de terracería plagado de mariposas verdes y amarillas volando por todas partes; se estacionó y salimos del auto y recuerdo que fue sorprendentemente mágico. siempre había una historia fantasiosa en mi cabeza que la naturaleza y mis lecturas nutrían.

Los libros... siempre en los libros pensaba mi padre, consiguió con un compañero de trabajo, quien era yucateco, una edición antigua de Leyendas de Yucatán; tuve ese libro mucho tiempo hasta que lo devolvimos muy a mi pesar; pero era reliquia familiar de su compañero, era de su difunta madre. La reliquia de mi librero le costó unos cinco kilos cargarlo por toda Mérida para que llegara a mis manos como regalo de cumpleaños, no es cualquier libro, su utilidad es eterna para cualquier estudioso de la cultura maya por los siglos de los siglos, amén.

Las tareas de sexto año de primaria... su ayuda y su consejo, "lo que no sepas, Karen, investígalo", con el tiempo aprendes a elegir mañosamente lo que quieres saber, a veces prefieres no saberlo; la mala noticia es que el conocimiento te llega tarde que temprano y tienes de dos sopas: continuar con tu necedad o enfrentar tu realidad, comúnmente le das una oportunidad a la necedad, un día te cansas de tanta estupidez, sobre todo cuando no tienes nada que ganar y has perdido tu brújula; afortunadamente esas las venden en cualquier súper mercado y cuestan menos de setenta pesitos.

Aquella vez que le dije que no me gustaba su trabajo y nunca más volvió a pedirme que le ayudara, ese es un detalle que está pendiente de platicar, solo sé que llegado el momento asentirá con la cabeza y sonreirá, yo le daré las gracias por dejarme caminar porque desde hace cinco años llegué al mismo lugar.

Encuentros y desencuentros, afortunados o desafortunados, el viejo que acepta que está viejo cuando se da cuenta que sus hijos ya están viejos, momento para la posteridad, una sonrisita por favor y suena el obturador de mi memoria.

Día del padre, 2021.


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