Ausencia
He vuelto de sopetón a los
lugares comunes de los jueves por la noche, el par de tenis que cuelgan del
cable, el guiño del farol, los motores y ese olor a gasolina quemada; el
ladrido de perros que al verme mueven la cola en lugar de enseñarme los dientes.
En vano quise llamar al mundo por
su nombre, no hace falta, lo suda todos los días bajo el sol abrasador el
jardinero de origen maya, la bordadora de textiles chiapaneca, el par de jovencitas
en el semáforo que semejan una tragicomedia griega, el niño que ha dejado de
saborear las golosinas porque debe venderlas, la voceadora y la gran mentira
que es leer realidades en la prensa, manchar de negro las manos y llevarlas a la
consciencia.
Ando, ese camino de andares que
danzan una tregua en medio del paraíso, yo y mi anonimato, sí, yo primero, de
labor callada, voz ahogada en el silencio.
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