TESOROS MAYAS DEL SUR DE QUINTANA ROO
“Un día fui de visita al pueblo de mis abuelos, cuando entré a su casa, lo primero que vi sobre su mesa de madera fue un plato viejo de barro que tenía unos dibujos muy bonitos, sobre él habían tres naranjas y un aguacate; mi abuelo dijo que se lo había encontrado mientras trabajaba la tierra de su parcela para sembrar el maíz, ya habían caído las primeras lluvias de mayo. Cerca del pueblo hay unas ruinas mayas, así que le tomé unas fotos con mi celular para que yo averiguara que era exactamente”.
Estos casos son muy comunes en nuestra región, vivimos en un lugar en donde también se desarrollo la civilización maya, una de las más importantes y que ha atraído la atención de viajeros, exploradores y estudiosos desde hace más de dos siglos.
La cultura de los pueblos es una invitación siempre abierta a disfrutar la aventura de conocer otras costumbres y tradiciones; una muy particular forma de mirar el mundo que habitamos y que dota de significado hasta el más mínimo detalle, como lo es fabricar un precioso plato para un ritual muy especial.
Las costumbres funerarias son universales, desde la antigüedad todo pueblo sobre la Tierra, poseyó una forma diferente de tratar a sus muertos. En la época prehispánica, la cultura maya se caracterizó por emplear pigmentos naturales para teñir textiles, pintar sus construcciones, decorar objetos de uso ritual y embellecer sus cuerpos; sin embargo, ese derroche multicolor estaba limitado al uso exclusivo de la clase dirigente.
Tal es el caso de esta vasija polícroma proveniente de Chacchoben, un poblado del Estado de Quintana Roo, que le da el nombre a una zona arqueológica ubicada en esa localidad. Dicho asentamiento fue ocupado desde el año 300 antes de nuestra era (Preclásico tardío), para el año 250 d.C. se efectuó la traza urbana que hoy podemos observar y la construcción de la mayoría de las estructuras que conforman el núcleo del lugar, cuya extensión es de 70 hectáreas, en donde se ubican conjuntos arquitectónicos de carácter público con diferentes funciones cívicas, religiosas y administrativas. Posteriormente experimentó una posible disminución poblacional, lo cual ocasionó que dejaran de construirse conjuntos arquitectónicos de tipo público. Finalmente, en el período Posclásico tardío (1200 -1450 d.C.), se rehabilitaron algunos espacios cívicos y religiosos, indicio de un repoblamiento parcial. Poco se sabe de la importancia que pudo tener Chacchoben en aquél entonces, pues las dos únicas estelas que se encontraron en el lugar, están ilegibles debido a su deterioro por agentes ambientales.
Vasija polícroma procedente de Chachoben, Quintana Roo. Clásico Tardío (600-850 d.C.).
En la imagen podemos observar un plato, en cuya superficie se encuentra como imagen central una garza con un caracol en el pico sobre un fondo naranja; en el borde hay un patrón decorativo que corresponde a un símbolo de mul o cerro sobre un fondo rojo y en medio de dos espacios en color negro, la secuencia continua con un rostro masculino pintado de rojo y gris, ataviado con un tocado, sobre un fondo rojo; lo cual parece indicar que se trata de un personaje de alto rango, a decir por el rostro pintado y los ornamentos en la cabeza y en la zona cercana a los labios.
La cerámica fina policroma maya proviene de yacimientos del Período Clásico (250 a 850 d.C.), de sepulturas de personajes de alto rango. Presenta una gran variedad de formas y estilos. Los más frecuentes son vasos cilíndricos y grandes platos que pueden tener patas y tapaderas. Los vasos cilíndricos suelen medir entre 12 y 30 cm de alto y los platos entre 20 y 30 cm de diámetro. La decoración pintada puede ir sobre una capa de estuco blanco o crema, o bien sobre un color anaranjado. El dibujo se suele hacer con una línea negra o incisa. Se usan sobretodo el rojo y el naranja que pueden variar en intensidad formando varios tonos, el blanco o crema, el negro, y a veces tonos rosas y azules.
Imagen central de la vasija, cuyo simbolismo se asocia a la clase gobernante.
Las aves acuáticas aparecen asociadas al agua del inframundo. Las garzas son las aves que con mayor frecuencia se encuentran asociadas a los gobernantes representados en diferentes escenas del período Clásico. Generalmente aparecen como parte de los tocados, con un pez atrapado en su largo pico, en este caso observamos un caracol. La distribución de las garzas es casi mundial, se alimentan principalmente de peces, ranas, crustáceos e insectos. En el área Maya, su distribución se limita a las regiones costeras. Recordemos que en el conjunto principal de la zona arqueológica de Muyil, Quintana Roo se encuentra labrada en piedra una garza.
Se ha considerado que fueron símbolos de poder que los dioses otorgaban a los gobernantes. En el Códice Dresde la garza está asociada al Dios Chac (deidad de la lluvia), y es posible que ésta relación se deba a que es un ave de hábitos acuáticos.
El símbolo de mul, es un vocablo maya que actualmente utilizan los campesinos mayas para designar los montículos que se encuentran en el monte y que saben, son vestigios arqueológicos; ya que la península de Yucatán es una planicie en la mayor parte de su territorio a excepción de la región Puuc, en donde el paisaje es engalanado por la presencia de cerros. En la mitología maya, el cerro guardaba en su interior la semilla del maíz, de ahí emerge la gracia del Dios creador; el alimento de las divinidades y de la humanidad. Es vida y muerte, pues también representa el inframundo, el lugar al que volvemos para fundirnos de nueva cuenta con la madre tierra después de una serie de pruebas; es así que se han encontrado ofrendas en cuevas y cenotes, como el último hallazgo de una ofrenda en una caverna de la zona arqueológica de Chichen Itzá en Yucatán.
Para concluir, no podemos dejar de lado el trabajo del alfarero-dibujante, con una lupa podemos mirar de cerca los trazos de cada imagen; trazos ligeros y gruesos, otros que no fueron tan afortunados como la nariz de las imágenes del personaje masculino o la simetría, que en aras de mantenerla, nuestro dibujante acortó y redujo los espacios para que la secuencia del borde no se viera afectada.
Agradecemos la confianza de nuestros seguidores y recordemos que la mejor parte de este viaje en el tiempo es valorar la riqueza histórica de los tesoros de nuestro Estado.
Antrp. Karen Marín.
FUENTES:
*Recinos, Adrián. (2013). Popol Vuh. Las Antiguas Historias del Quiché. México: FCE.
*Mediz Bolio, Antonio. (2006). Chilam Balam de Chumayel. México: CONACULTA.
*Knorósov, Yuri. (1999). Compendio Xcaret. De la escritura jeroglífica maya descifrada por Yuri V. Knórosov. Tomos I, II, III. México:UQROO.
*Cajas, Antonieta. (2010). Las aves de los mayas prehispánicos. 01/08/19. FLAAR
http://www.maya-archaeology.org/FLAAR_Reports_on_Mayan_archaeology_Iconography_publications_books_articles/17_Mayas_arte_plumario_prehispanico_aves_mitologicas_celestial_moan_buhos_lechuzas_comercio.pdf
*Vázquez de Ágredos Pascual, María Luisa. (2009). El color y lo funerario entre los mayas de ayer y hoy. Ritual, magia y cotidianeidad. 01/08/19. SCIELO.
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-57662009000100004
*Chacchoben. 01/08/19. INAH.
https://www.lugares.inah.gob.mx/es/zonas-arqueologicas/zonas/1786-chacchoben.html
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