Sisal, el puerto y otras anécdotas




 
Puerto Sisal está ubicado al poniente de Yucatán, a 49 kilómetros de la ciudad de Mérida por la carretera Caucel-Hunucmá, y a 46 kilómetros al poniente de Puerto Progreso. Pertenece al municipio de Hunucmá, cuenta con 1837 habitantes según censo del INEGI del 2010, de los cuales 940 son hombres y 897 son mujeres. La población maya hablante es escasa con proporción al total de la población.

Actualmente es un puerto de pesca, tranquilo, de playas amplias con arena gruesa y diversidad de aves migratorias. Otrora fue en este puerto donde se realizaron las primeras exportaciones de henequén, de ahí que se le asignara el nombre de Sisal a la fibra.


 

Sisal proviene del vocablo maya “síisal” que significa frescura y sombra que hacen los árboles grandes. En el periodo prehispánico perteneció al cacicazgo de los Ah Canul, detallado en el códice Calkiní.

Durante la época de Don Benito Pérez Valdelomar se dispuso la apertura de sisal para la descarga de buques procedentes de La Habana por Real orden del 13 de febrero de 1810, hacia el 3 de marzo de 1811 fue declarado como puerto menor. La goleta americana “Buena Intención” fue una de las primeras en operar el transporte de maíz, harina, entre otros víveres.

En 1840, el puerto de Santa María de Sisal adquiere el título de Villa.

Sobresalen de las construcciones coloniales el Fuerte de Santiago, al que en 1845 se le agrega un faro. Fue construido para proteger a los antiguos moradores de las incursiones de piratas que al fin y al cabo era un movimiento antiespañol de la época (Montero: 336:  2003).

 

Antes de ser restaurada la ex aduana, esta fungió  como bodega para almacenar chicle y palo de tinte, ahora aloja al museo comunitario de entrada libre.

 

Por la calle principal se observa una antigua casa con una escultura en piedra de un personaje español bautizado por los pobladores como “el monifato”, dicen que fue hecho como estrategia de defensa contra la piratería, en una de sus paredes aparece una placa con una leyenda que dice “ES DE ANDE ORDUÑA Y DE SU MUJER DOÑA GERONIMA Y DE SUS (h)EREDEROS. MDLXXXV”.


“-¡El Monifato es el guardián de Sisal y en las noches de tormenta espanta a los malos!... No quieras saber mucho de él, pues su casa está embrujada... ¡Cuidado con su maldición!... Aquel que se robe El Monifato morirá aplastado por tres toneladas de sal”. (Fragmento de una entrevista realizada por Emiliano Canto y  publicada en el Por Esto! De Yucatán electrónico)



 


A un lado de la ex aduana se encuentra una estancia que fue utilizada por la emperatriz Carlota Amalia en su visita a las tierras yucatecas el 22 de noviembre de 1865 en el vapor Tabasco. Transcribo sus impresiones del viaje a continuación:


“Nos embarcamos [en Veracruz] el día 20 por la mañana. El tiempo parecía bueno pero el mar estaba muy movido. El barco subía y bajaba, bailaba terriblemente, y tuvimos que pagar caro el honor de viajar bajo nuestra bandera durante la travesía más horrorosa de todas las que he hecho. Con excepción de la bandera, nada era mexicano: el capitán y los oficiales eran españoles que fumaban y charlaban todo el día y la tripulación estaba compuesta por todas las nacionalidades, italianos, franceses, griegos, hasta negros había entre ellos, todos sucios y desarrapados ya que sólo para la salida y la llegada del barco se pusieron camisa limpia. Todo ello acompañado de tales balanceos, provocados en parte por el mar agitado y en parte por la mala construcción del barco, que al primer cuarto de hora todos comenzamos a sufrir. Me quedé en la cubierta hasta la llegada de la noche, mucho más que mareada porque el estómago, vacío o no, se revolvía a cada minuto y ni vino ni agua ni nada en este mundo podían calmar ese horrible malestar […] Y el día 22 a las 12 horas, después de haber abandonado a nuestros compañeros, llegamos a Sisal. El pueblo consiste en algunas casas construidas en costa plana, y una rada abierta. Los techos de las casas están cubiertas con hojas secas de maíz, las fachadas están pintadas de colores claros. Personajes blancos aparecían en los umbrales; aquí en Yucatán todo es blanco, hasta el suelo. En el fondo se veían algunas palmeras grandes de coco […] Al lado de este camino [a Mérida] se extiende el telégrafo hasta Sisal, el primero en la península que funciona desde hace una semana […] los trajes de los indios son verdaderamente algo excepcional, se tiene la impresión de vivir en la época de Moctezuma, y las mujeres parecen vestales. Debían ser muy adecuadas para una pintura mural. Por lo que se refiere al sexo femenino, el traje consiste en una falda de lino blanco (llamado fustán), el borde primorosamente bordado con muchos colores. Por encima llevan una camisa con escote rectangular, bordada de igual manera alrededor del cuello y que cuelga en forma recta, y un velo blanco de la misma tela que usan las monjas. Los hombres llevan sombrero de paja, tejidos en forma muy bonita con diseños negros, y una pequeña banda negra como la que usan los ingleses, una camisa blanca, y un par de pantalones. Todo aquí se parece un poco a la ropa de cama. Las casas no tienen ventanas y al pasar frente a ellas se ven muy bien doquiera las hamacas de henequén…” (Luis Weckmann, Carlota de Bélgica…, pp.195-198 y 346-350, citado en Ortiz: 246: 2007)


 

Para 1878 Sisal se incorpora al partido de Hunucmá.

El muelle antes era de madera, un material perecedero. Hacia los años sesenta fue reconstruido con mampostería; sin embargo debido a los huracanes como Gilberto en 1989  y el Wilma en el 2005 fue nuevamente construido. Hasta la fecha permanece este muelle que por las noches se convierte en un lugar de esparcimiento para propios y extraños con la pesca de anzuelo y cordel. A partir de las 7 u 8 de la noche los aficionados a la pesca y pescadores acuden a extraer los frutos del mar. Llevan cubetas, algunos triciclos, redes, cordeles y anzuelos. Primero amarran el cordel al anzuelo, echan la red para sacar peces pequeños que sirvan de carnada viva, por ello llevan cubetas que llenan con agua a manera de peceras y poco a poco las van ensartando en el anzuelo para pescar un pez más grande. Me asombró la rapidez con la que pescaban pues yo en mis años de adolescencia tuve mi debut y despedida en estas cuestiones de pesca en el jardín del arte de Cancún, la despedida fue gracias a que mi falta de técnica para lanzar el anzuelo, éste se me ensartó en uno de mis dedos, con mucho dolor logré extraerlo y con este lamentable percance desistí de dicha labor. Entre los peces que ese día pudimos reconocer estaban algunos cazones y sardinas, ahora no recuerdo el nombre de otros dos peces.


En general se come bien ahí, no faltan las casas que tienen un letrero en la entrada donde anuncia la venta de saborines, cremitas de coco, empanadas de cazón, pan de cazón, ceviches, raya entomatada y demás exquisiteces. Además hay un par de restaurantes que ofrecen platillos un poco más sofisticados como la langosta a la termidor que tuve a bien comer con arroz al azafrán y plátano macho frito.

Las artesanías que elaboran en el puerto están hechas con los caracoles chivita y conchas con las cuales elaboran cortinas, lámparas, animalitos, collares, etc.

He dejado para concluir la parte que he considerado un gran regalo, sin la necesidad de pagar un tour en lancha, de perturbarles en su ambiente invadiendo su ecosistema tuve la gran y maravillosa fortuna de observar a los flamencos rosados, les tomé algunas fotografías. Eso fue mi despedida de Puerto Sisal cuando no la bienvenida, pues al arribar yo me encontraba durmiendo.

 

Bibligrafía

Montero, Pablo. Imperios y Piratas, México, Porrúa, 2003.

Ortiz, Orlando. Diré Adiós a los Señores, Vida cotidiana en tiempos de Maximiliano y Carlota, México, Punto de lectura, 2007.

Referencias Electrónicas


Diccionario Introductorio Español-Maya, Maya Español. http://www.uqroo.mx/libros/maya/diccionario.pdf

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