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Mostrando entradas de agosto, 2016

Estampas Urbanas

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Chetumal, Quintana Roo. Agosto, 2016.  

El Ser

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La Jícara Celeste

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Crescentia cujete Del hermoso verde de su voluptuosa lozanía pendían las gotas de lo que fuera una lluvia, la esencia de la vida que fertilizará la tierra… En el Popol vuh, libro sagrado de los mayas Quiché de Guatemala, se cuenta que Ixquic, la hija de Cuchumaquic, uno de los señores de Xibalbá, movida por la curiosidad de conocer el árbol de jícara en el que se convirtió el dios Hun Hunahpú, acude y dialoga con la cabeza que pendía del árbol, esta baña de saliva la palma de la mano de la doncella y es así como concibe a los gemelos legendarios Hunahpú e Ixbalanqué. Cuando su padre se entera, los señores de Xibalbá deciden que debe morir por el agravio cometido al honor de su familia. Mandan a llamar a los tecolotes quienes la llevan con la consigna de traer su corazón en una jícara. La doncella pide clemencia a los tecolotes y estos acceden a dejarla con vida poniendo en la jícara una resina colorada que entregan a los señores, creyendo estos, que la sentencia fue ejecut

Museo del Faro

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Chetumal, Quintana Roo Agosto, 2016. Primer faro de Chetumal. Resulta grato y esperanzador encontrar lugares como este, donde podemos conocer parte de nuestra historia para fortalecer nuestra identidad de Estado joven. El museo del faro es un sitio de escasas dimensiones, el trato es amable, las instalaciones se encuentran en buenas condiciones con excelente ambientación. El guion museográfico  contiene suficiente información para cumplir las expectativas de los visitantes. Quien asista podrá encontrar tres actividades interactivas, la primera es un juego de luces que van exponiendo las partes que conforman la estructura del faro en miniatura, la segunda se encuentra en una sala donde puedes manejar un barco de manera virtual, en la tercera conocerás en tabletas la situación geográfica de los faros del Estado con sus respectivas imágenes actualizadas. En la sala final, cual cereza del pastel hallarás una pantalla donde se muestran bellas imágenes de los faros de

PIEDRA DE RÍO

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Dices que has ido y regresado muchas veces, aquí en el caudal del río alguien te sigue esperando. ¿En qué riachuelos lisonjeros te has detenido a mojar tus pies? ¿En qué remansos has recogido piedras para traerlas a tu hogar? ¿En qué brazos dejaste tus suspiros al bañarte en el reflejo de una mirada cristalina? Deja niña que la roca sumergida guarde silencio, que los riachuelos sigan cantando su ópera de hojarasca. Navega tu ruidoso río de peces multicolores del verano, que es calor y vida cuando sonríes de lado.

Una noche de estas

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Es de noche, noche moza y la luna con su sonrisa iluminada incita a asomarse por la ventana que ella ha dejado abierta, fustigado por la absurda cotidianeidad doméstica, se levanta con lentitud de la cama para que ella no se despierte, se acicala antes de salir en busca de algo que le dé sentido a su existencia.  La brisa pegajosa de los andurriales trae un olor conocido y excitante. Alguien ha mostrado cierto interés al verse reflejada en sus ojos claros, después de un juego de resistencia sucumben ante sus instintos en un ambiente bermejo. Es tarde y debe regresar a casa, se acicala de nuevo pero aún no decide si volver o tomarse unos días más, eso es algo que decidirá en la última callejuela donde siempre le ladran los malditos perros del vecino. Aún y con todo el escándalo, ha podido recostarse nuevamente a lado de ella cayendo en sueño, ha sido una noche cansada. Por la mañana el desayuno ya estaba servido, ella tomaba café en el sofá y leía poesía, la miró en su exquis

PRÓLOGO: Homenaje a una estrella de mar

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El Cronopio escribe un prólogo para "Los Signos en Rotación" de Octavio Paz, obra publicada en Argentina en 1965 y que dos años más tarde sería publicada como epílogo en la segunda edición de "El Arco y la Lira". Les comparto mis fragmentos favoritos. “Abandonada por una ola en pleno mediodía, cuando cada grano de arena se enfurece y brilla con todas sus facetas, la estrella de mar propone una síntesis de la naturaleza que el ojo distraído recorre a lo largo de las dunas y del horizonte cabalgado por la interminable tropilla de la espuma. Sumido en ese movimiento incesante, en ese derroche de espacio y color, todo aquél cuya inteligencia busca las claves se detendrá maravillado ante esa forma perfecta que resuelve y domina el gran desorden de las cosas y las imágenes. Hablo de maravillarse, porque frente a esa coagulación de lo múltiple en unidad, la mirada presiente ya el nuevo punto de partida que insinúa esa húmeda brújula en la que cada punta marca