En un día feliz.
Quise intentar escribirle al recuerdo que se va y cada vez
es más difícil retomarlo para extraer esa última gota de su esencia de hiel
pero ha sido inútil y he preferido, en cambio, escribirte a ti. Tú que trazas
en mi rostro una sonrisa cada que evoco algo
tuyo, como la ternura que me provocas cuando olvidas las cosas y con
toda seguridad antepones tus necesidades, soberano de ti mismo.
Me temo que extraviada la cordura nos encuentro tomados de
la mano en algún momento del sueño que muero, te hallé preso y te he visto
volar… y tu vuelo me ha motivado a emprender el mío. He tenido que ser muy
valiente porque las alturas me aterran, es más fácil reptar la urbe con el
semblante apagado, ensombrecido por los que ya no creen en la fantasía y su
vómito de amargura es vaciado sobre la inocencia de los niños.
Es cierto que es tu cumpleaños cielo mío, he pensado tantas
historias que he preferido huir a un parque y recostarme en el césped sin
podar, perderme en el verde de su vida y tu azul, el azul que me da sosiego de
saber que existes.
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