¿Cómo es que tú, ya no existes?

Y esta lluvia ligeramente fría, fina y un cielo nublado como el azul falto de sol, trae a mi mente tu recuerdo; como una fotografía, tu abrazo cálido, los secretos compartidos, el amor confeso, el arte y el poema.

Sin despedida, partiste, como un ave que a pesar del ala herida siguió volando, llenando el viento con un dulce canto de rebeldía.

Tu recuerdo también trajo una ligera lluvia a mi corazón, pienso en ti, mi amigo y espero… como espero el día del final, que estés con tu sonrisa extendiéndome tu mano.

A mi querido Abraham.





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