Miradas Nómadas

Llover es un proceso natural que depende de las condiciones atmosféricas del planeta, la lluvia es un sustantivo que le confiere más allá de la acción, un nombre cuya presencia trastoca la vida; la lluvia deja su rastro, el delicioso petricor, un aroma de notas que delatan su procedencia. Una gota no hace a la lluvia, es un burdo goteo. Miles de ruidosas gotas se convierten en música y poemas; en circunstancias adversas, románticas y religiosas. Fertilizan con su humedad la tierra, mi puño y letra, la semilla en mi cabeza germina como la flor mítica que nos regaló al sol.   Llueven los dioses antiguos en su sagrado oficio, llueven los árboles sus hojas con el viento, llueven las ideas siguiendo un objetivo; llueves tú cuando la tristeza te invade, llovemos todos ¿o acaso no lo han sentido?, lluevo yo con una tormenta en mi interior, agua al fin, busca su cauce y gota a gota el vaso se desborda, no soy lluvia, solo tengo nublado el corazón.   Gota a gota...

Se han cumplido aproximadamente dos años y medio desde que empecé con el cultivo de chiles. Existe una razón  por la cual comencé con los pimientos morrones, además de que me encantan, fue un reto para mí después  de haber fracasado con los chiles habaneros.  La verdad es que mi experiencia con los pimientos fue muy gratificante, un año pude comer pimientos de mi huerto, con ellos aprendí  mucho y experimenté  con la agroecología una manera distinta de relacionarme con otros seres vivos.  El día llegó, tenía  en mis manos las semillas de chiles habaneros que me obsequió Alfonsa, una amiga de mi mamá  que cultiva sus chiles en el patio de la casa donde trabaja realizando labores domésticas de manera permanente; en mi otra Palma se encontraban las semillas de chile de árbol, esperé  la luna y plante en tierra, realizando el riesgo diario, lograron germinar la mayoría  de las semillas, sin embargo, pocas plántulas sobrevivieron a las condiciones climáticas. Decidí que era mejor realizar u

Eres la ola que constantemente está en guerra de cresta espumosa y corazón de arena la ola de la mañana y embravecida en tormenta golpeando la piedra, deshaciendo fronteras.   Ola solitaria en un mar de azules delfines juguetean si estás contenta quietecita reflejas un camino con luces implacable es tu rechazo si borras la huella.   Y aquí en la orilla platico contigo te cuento cómo es la vida en la tierra acaricias mis pies propiciando el olvido   entro en ella mientras sube la marea.   La ola ruge, se exalta y crea un remolino me hundo en un azul mucho más oscuro cierro los ojos, le regalo mi último suspiro la ola huracanada me expulsa en el tumulto.   Regresé tiempo después a ver a mi amiga la vieja gaviota dejó a mi lado una caracola escuché su voz tan lejana de mi vida que del alma siempre un par de lágrimas brotan.

Nací para morir desde el primer día perece el tiempo en mi pulso quién inventó que cura las heridas si las cicatrices aún dan comezón cuando los brazos cruzo para proteger mi corazón. He vivido, amado y odiado a veces muy poco, nada o saltando a un precipicio confiada o despechada con la vida atada a los pies presa de un mundo complicado. "Hoy es un buen día para morir" frustrante es abrir los ojos y ver que sigo aquí viviendo miles de vidas millones de lunas y atardeceres que parecen no tener fin. Llega mi último día demórate un parpadeo ¡Abrácenme los míos! libérame de este cuerpo que inerte sirva a la tierra y retornar al universo.

Mi alma besa a la tuya abraza su inmensa soledad un páramo, espino y roca un atardecer incandescente y frío al anochecer. Mi soledad te reconoce una caracola vacía en la orilla del mar una noche cálida de dunas de arena y sal. No surge un mundo no aúlla un lobo no se desata la tempestad eres tú a lado mío caminando en silencio… yendo al mismo lugar.

Un café es un pretexto para ser educado, para decirle a alguien cuanto disfrutas de su compañía, para dar pausa y dejar que tu interlocutor hable mientras sorbes un traguito, para saber todo de ti y que sepas todo de mí. Un café es la cita conmigo misma, con el fantasma de algún poeta o un autor interesante; a veces me acompaña un huerto y toda su vida, los recuerdos, la distancia y las risas. Ese es mi kafé, sí, con K.

  En medio del caos matutino El canto del ave un oasis   Mirando al suelo fijo un objetivo Una preciosa abeja trabaja Con sus mitones amarillos en cada pata Su amarillo, el morado de la Santa Lucía El verde del follaje, un hermoso contraste La gota que aún late sobre la hoja Se llenan mil mundos por la mañana Recién nacida del frío y la llovizna Con la luna de encargo La visita de un colibrí que le jala los pelos Al viejito del balcón para construir su nido La locura de las mariposas multicolores Un momento feliz muy tempranito Cuando todo empieza…