La Sombra Florecida del Día



Acaricio el contorno de tu rostro, me pierdo
en el claro marrón de tus ojos
nazco de ti, como primavera en la noche
canto de pájaros insomnes.

Con las palmas toco en silencio
el origen de una cordillera
tierra tibia, tersa, oleosa en la memoria
de la yema de mis dedos humedecidos.

Despertar con un susurro del amanecer
 ese oscuro aleteo de su nombre
avecilla tornasol que liba la vida

de la sombra florecida del día.

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL WAAJIKOOL: UN RITUAL AGRÍCOLA EN K’ANTEMO’

La Jícara Celeste

Sisal, el puerto y otras anécdotas