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Mostrando entradas de junio, 2021

MIEL CON PAN

 Mi padre compraba la miel por galones, nos duraba todo un año; recuerdo que nos íbamos a un pueblo a comprarla. Al finalizar el año, la miel comenzaba a tornarse más oscura de lo que era y su sabor era más fuerte, pero igual de deliciosa. Muy seguido me servía un plato de miel y remojaba las galletas de soda, a veces hacía unos pequeños emparedados que al aplastarlos dejaban salir la miel por los agujeritos que tenían; otras veces con trozos de pan recogía la miel para de un bocado concluir la merienda. Los recuerdos más dulces son los que nacen del corazón. El otro día mientras viajaba en carretera y veía revolotear a las mariposas multicolores, recordé los viajes con mi padre; señora garantía de diversión. Era el camino a Balancanche, Yucatán, en aquél entonces era un paraje de terracería plagado de mariposas verdes y amarillas volando por todas partes; se estacionó y salimos del auto y recuerdo que fue sorprendentemente mágico. siempre había una historia fantasiosa en mi cabeza que

Texto Mal Escrito

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 Un texto que suena mal, redactado con el dolor en el centro del pecho; con la cacofonía de las promesas y faltas ortográficas de moral relajada. Puntos suspensivos en la herida, la pregunta sin signo de interrogación, una historia con el nudo en la garganta, yo paréntesis, punto y aparte, muy lejos, donde la mirada no alcanza...  

Los Mundos

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  Un día antes del fin del mundo, me regaló una rosa que perduró perfumando todos mis recuerdos. Ese día durmió el amor sobre mi regazo, bajo un árbol, frente al mar... Un día antes del fin del mundo fui hasta ti para mecer nuestros corazones escuchando la voz de una guitarra. Ese día nos acompañamos en la miseria... Un día antes del fin del mundo me abrazó fuerte frente al mar y nos sentamos a charlar un invierno en la playa... dejó el café preparado que nunca probé y olvidé la promesa de regresar para beber aquél vino de higos. Ese día, en un parque todo quedó atrás... Un día antes del fin del mundo me dio un beso en la primera fila del teatro, escuchando la flauta mágica de Mozart. Ese día, ruego a mi herejía que nunca exista...

Trozos de la pandemia

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 Pienso en la muerte como la suave caricia de mi madre, como aquél beso en mi frente y las letras amorosas de mi padre. Pienso en la muerte como la duda eterna que emerge en la existencia de los días, como la negación de todos los dioses, como el tumulto de verdades disolutas. Pienso en ella para matar el tiempo que germina en mi cabeza como la hierba mala que nunca muere. Una respuesta busco en medio de toda esta incertidumbre.