MIEL CON PAN
Mi padre compraba la miel por galones, nos duraba todo un año; recuerdo que nos íbamos a un pueblo a comprarla. Al finalizar el año, la miel comenzaba a tornarse más oscura de lo que era y su sabor era más fuerte, pero igual de deliciosa. Muy seguido me servía un plato de miel y remojaba las galletas de soda, a veces hacía unos pequeños emparedados que al aplastarlos dejaban salir la miel por los agujeritos que tenían; otras veces con trozos de pan recogía la miel para de un bocado concluir la merienda. Los recuerdos más dulces son los que nacen del corazón. El otro día mientras viajaba en carretera y veía revolotear a las mariposas multicolores, recordé los viajes con mi padre; señora garantía de diversión. Era el camino a Balancanche, Yucatán, en aquél entonces era un paraje de terracería plagado de mariposas verdes y amarillas volando por todas partes; se estacionó y salimos del auto y recuerdo que fue sorprendentemente mágico. siempre había una historia fantasiosa en mi cabeza...