La vida que late
Vacía es mi palabra, si acaso un sollozo la escucha No tener, es albergar una ilusión marchita Y en los troncos nevados de una laguna salina Impuesta en la nada acecha… Sonido acústico de un caracol Himno del páramo alcaloide que invade Tras días encallado en una luna menguante, Hecho jirones la almohada evade. Así me sentía hace cinco años, cuando aún no concebía a mi primer hijo quien ahora tiene cuatro años y se llama Fernando. Fueron tiempos muy oscuros, lastimosos, desastrosos para nuestros anhelos debidamente consensados de convertirnos en padres. En fin, Fernando posee una historia muy sui generis, su llegada a esta tierra fue una cubetada de agua helada a pesar de ser planeado en todos los aspectos. Sin duda es mi mejor maestro. Este nuevo ser que de igual manera se planeó, nos ha tomado por sorpresa, no creímos que el tratamiento de fertilidad diera resultados tan rápidos, la vez pasada duramos dos años incluso con una inseminación artif...