Las Estaciones
Habrá sido verano, no recuerdo muy bien porque en esta península parece que se vive en una eterna primavera, con sus ligeros frescores desde septiembre hasta febrero, marzo que es cuando las playas están preciosas y le sigue un periodo de lluvias que generan ese verdor exuberante, pero también los bullangueros mosquitos, ranas y fastidiosas moscas. ¿Quién podría olvidar ese calor, la humedad, la piel pegajosa o el sudor post regaderazo? Yo no olvido con facilidad los fríos humedecidos que, aunque te cubras sientes que te cala los huesos, te hace recordar los tragos amargos, sí, los de café y un buen guaro, los que más se disfrutan en compañía de los recuerdos y con quien compartes también los hubieras, un vicio recurrente en nosotros los viejos. Elisa, una dama tan elegante, con la vida resuelta; venía de una familia adinerada, excelente pedagoga. La vi caminar por ese andén que muchas veces también recorrí llevando y trayendo papeles del despacho de su padre, un viejo muy du...