LOS ALUXO’OB DE LA SELVA MAYA

 


En la exuberante selva de la Península de Yucatán, habitan seres sobrenaturales que se encargan de mantener el equilibrio entre el hombre y la naturaleza. El más querido, respetado y temido de esos personajes es el alux. Cuando el campesino maya se refiere a ellos, hablan con mucho afecto, pues son protectores sagrados de la tierra que se les ha encomendado.

Nuestro país posee una vasta tradición oral, herencia de los pueblos mesoamericanos que se desarrollaron en el actual territorio mexicano y centroamericano. La cosmovisión de los mayas peninsulares, es palpable en su vida cotidiana; las actividades productivas y domésticas son permeadas por un sistema de creencias con fuerte conexión con el entorno; es decir, con los elementos naturales, el movimiento de los astros y un ente supremo omnipotente.

El mito del alux, podría parecernos una curiosidad excéntrica, sin embargo, su existencia en tanto mito, lleva implícito la normativa social y simbólica del orden del mundo y de los seres que lo habitamos.

El Origen del Alux

El alux se define en algunos diccionarios de lengua maya como un geniecillo del bosque, un enano legendario. Para el campesino maya el alux es hijo de los balamo´ob, los yun´tsilo´ob o de los p’uuso’ob; se le caracteriza como un muñeco de barro, como juguete llorón, tiene cuerpo de un niño gordo, voz delgada, mide medio metro de altura, anda sin zapatos, vestido de blanco, con rostro de adulto mayor, es del sexo masculino, lleva consigo unos perritos, se mueve en el aire y vive en el inframundo.

Según los relatos recopilados en diferentes pueblos de la península de Yucatán. Los aluxo’ob son seres que primero se crearon de madera, pero el material no era resistente, luego su manufactura fue de piedra, pero esta le daba un aspecto muy tosco, posteriormente se hizo de barro extraído de una gruta donde no haya entrado mujer alguna, ya que su presencia es considerada no apta para este ritual sagrado, debido a sus ciclos biológicos.

Una de las versiones menos conocida sobre el origen de los aluxo’ob, es la que narra que el alux en la antigüedad fue visto como un dios y el supremo creador obró a través de un campesino para que fuera creado el dios alux, hecho de barro con forma humana fue puesto sobre un altar y se le rezó durante 14 días hasta que cobró vida y podía moverse; la versión más difundida versa que fueron creados por sacerdotes mayas en 21 días y noches, después de extraer el barro de la gruta virgen, se puso a serenar nueve noches de luna llena, después se mojó con brebajes aromatizados de flores silvestres para ir formando con el barro el muñeco que se cocía con resinas y se ungían con copal, miel de xuna´an kaab, para luego ponerlos 9 noches y días en un altar con ofrendas de saka’, en un entorno de total oscuridad. A media noche del ciclo lunar, se recogía el muñeco de barro y se llevaba al monte con cantos y rezos, para liberarlo.

En una investigación contemporánea, Hilario Tuz documentó que existe un ritual del alux kanan kool, (cuidador de milpa), este se realiza en terrenos cuya extensión sobrepasa los 10 mecates o cuatro mil metros cuadrados. El ritual se llevó a cabo después de la quema del terreno en San Isidro Macyam, Yucatán; el jmen elaboró cuatro figuras con kancab (barro o tierra roja) justo en el centro de ésta mientras rezaba el payalchi’ (oraciones en lengua maya). Las plegarias eran para todos los señores de la naturaleza, ahí explicaba que el dueño de la milpa solicitaba su protección, ya que era el único sustento familiar que poseía. Cuando estuvieron terminados los cuatro muñecos, el jmen los cubrió con cera de nueve colmenas de abeja xunan caab (cera silvestre de meliponas), los ojos fueron hechos con frijoles, los dientes y las uñas con granos de maíz.

Posteriormente, el sacerdote maya ofrendó a los yumtsilo’ob algunos trozos de yuca. En sus oraciones invocó al yuum kin (señor del sol), a yuum k’ax (señor de los montes), a yuum chaac, (señor de la lluvia) y a yuum iik (señor de los vientos), simultáneamente ungió con balché a las figuras de barro o k’ates. Al concluir con esta parte del ritual, se repartió la bebida entre los presentes “para que se emborrachen y no vean a los dioses cuando bajen a la tierra”.

Al medio día, el jmen tomó su machete y le realizó un corte en la mano derecha hasta el codo de cada muñeco y luego punzó con un hueso de pescado el dedo meñique del dueño de la milpa para extraer nueve gotas de sangre que fue dejando caer en cada una de las cortadas hechas a los muñecos de esta manera cobrarán vida y serán como los hijos del dueño convirtiéndose en sus obedientes servidores.

La primera orden que recibieron los aluxo’ob fue la de castigar a cualquier ladrón o animal que se atreva a robar o causar destrozos en la milpa, por eso el jmen colocó piedras en sus manos y los enterró en cada esquina de la milpa; los cubrió con palmas de huano, las cuales serían retiradas hasta que la milpa comenzara a producir elotes. 

El dueño de la milpa debía ponerlos al tanto con tres silbidos cada vez que entrara a su parcela, de lo contrario podría recibir alguna pedrada de sus propios aluxo’ob.

 

El Trabajo Sagrado del Alux

De ahora en adelante, nadie puede entrar a la milpa a cazar venado o a robar frutos. El alux sabe quién tiene malos pensamientos, advierte de su presencia silbando a los forasteros, pistando, tirando piedras, golpeando con huano o tocando una música muy fina de violines y arpas. Un campesino de Xocen, Yucatán comentó que, él encontró dos flautas de piedra, propiedad de los aluxo’ob.

El dueño de la milpa tiene la protección del alux, este no dejará que se apague la lumbre debajo de su hamaca.

Si algún osado entrara a la milpa a robar, le dará fiebre, temblará, vomitará y se desmayará ahí mismo. Cuando lo encuentren deberán llevarlo con el dueño, este tiene que tomar la flor del fruto que hurtó y el infractor tendrá que aceptar trece pajazos como castigo para resarcir su mala acción. En otros relatos, se dice que deben ser 9 cintarazos con un palo de kitinche’ propinados por un jmen, quien también lo curará, ya que habrá cargado aires del monte, tendrá que ofrendar saka’ y pedir perdón.

Recuerdo que, estuve realizando investigación de campo en Kantemó, Yucatán sobre el wajikool, una ceremonia agrícola maya para agradecer por las buenas cosechas; con permiso del jmen, participé en un espacio donde no se permite estar a las mujeres; bebí balche’ de la misma jícara que todos los colaboradores y me dispuse a grabar situada del lado derecho del sacerdote maya, cuando terminó el rezo de la ofrenda y compartimos el convite, uno de los señores me dijo que me había puesto en el espacio exclusivo para los aluxo’ob. Los siguientes dos días que ya me encontraba en mi hogar de Cancún, me daba fiebre y diarrea entre las tres y cuatro de la tarde.

Los profanadores de sitios sagrados no vivirán para contarlo, el alux puede quitarles la vida ahorcándolos o transformándolos en muñecos de barro.


Fotografía 01. Figura antropomorfa de cerámica con decoración incisa representando a un alux, perteneciente a una colección privada en Chetumal, Quintana Roo.


Las Ofrendas para el Alux

El alux no dejará que el cazador se lleve su presa sin antes recibir las ofrendas correspondientes, las cuales constan de saka’, velas y copal.

Fotografía 02: El saka’ es una bebida ceremonial elaborado con maíz crudo, miel de ko’olel kaab (melipona beecheii) y agua. También se le conoce como che’che’xim, ambas locuciones en lengua maya hacen referencia al aspecto final del líquido. 


 Felipe Couoh, oriundo de la Colonia Yucatán en el estado de Yucatán me comentó que, durante las primicias, al pie de la mesa se pone una jícara y un elote sobre una piedra para el alux, el elote debe mirar hacia el oeste o poniente, que es donde se oculta el sol. Si se come antes de que concluya la ceremonia causa una fuerte indigestión y para sanar el jmeen debe rezar para pedir perdón por la ofensa.

En la comunidad de Dzan, Yucatán, ofrecen kots’ob, que son tacos de masa de maíz con pepita envueltos en hojas de xmak’ulan (Piper auritum) o de boob ch’iich’  (Coccoloba barbadensis) cocidos en el píib u horno subterráneo.


Fotografía 03-04: Preparación de kots’ob para la ofrenda de los aluxo’ob durante la ceremonia de  Jo’olbesaj Kool (Primicia) en la comunidad de Dzan, Yucatán. Fuente: Fredy Quinones.


Durante la ceremonia agrícola del Maatan k’ool para los Yumtsilo’ob (padres del monte), se ofrece a los aluxo’ob el Tuch’ o Yaach’, la cual consiste en un recipiente grande, ya sea de zinc o plástico, en donde se vierte k’ol, mollejas, hígados de pollo y pavos; en el centro se coloca un palo de madera y alrededor se entierran patas de pollo.

Kin t’anik bakaan xan

kin xolanpixtik

ti’ Yuum Chik’in Iik’o’ob

Alux Iik’

Balam Iik’o’ob

Batan Iik’o’ob

Chi’ibal Iik’o’ob

Oxol Iik’o’obe’

kin t’anik bakan xan

in Yuumen

Ruego en este círculo también

y me arrodillo

el Padre Viento Sur

Viento Alux

Viento Balam

Vientos Autoridad

Vientos Mordientes

Vientos calor

les suplico en este lugar también

mi padre

Tabla 01: Fragmento de un payalchi’ob (rezos) del jmeen Mariano Caamal recopilado en 1992 por Carlos Montemayor en Tadziuh, Yucatán.


Cómo Deshacerse de un Alux

            En Sabán, Quintana Roo, Don Moo me comentó que, para deshacerse de un alux sin que le cause daño al campesino, se hace una albarrada grande, el muñeco de barro se pone en el centro, sacan la majagua que es como el bejuco y lo ponen de techo y encima de este, piedras. Cuando se pudre la majagua, las piedras caen y el alux se rompe, de esta manera muere.

En Xocen, Yucatán Don Fermín Dzib, le dio una descripción invertida del proceso a Max Jardow-Pedersen hacia finales de los años setentas: “Puedes hacerle una trampa. Con el hol (corteza, majagua) y una piedra grande lo haces. Cuando se echa a perder el hol, caerá el alux encima de la piedra. Se despedaza y se muere. Y como esqueleto ya no camina en la noche. Cuando ves una piedra grande, seguramente es el lugar donde han matado un alux”.

A inicios del siglo XXI, Don Clemente Cocom, habitante de  Yaxchekú, Yucatán proporcionó una manera diferente para deshacerse de un alux, “con el nido del joli ‘och (rata de la milpa) lo embarras con tierra mojada y haces una bolita que entre en la carabina, ahí vas con tu carabina a ver donde dejaste tu alux que te está perjudicando, cuando lo ves le metes un tiro en su corazón, con eso lo matas, es efectivo. Otra manera conocida para matar a un alux kanankool, es con la cera que llaman lo’kok’, se hace una bolita, se le dibuja una santa cruz y se coloca en la carabina, cuando vayas a tu milpa, desentierras al alux de barro y le metes un balazo en su cabeza justo enfrente, así lo matas, nunca más te vuelve a molestar”.

La personalidad dual de los aluxo’ob, genera cierta animadversión entre los campesinos mayas; ya que los consideran dioses delicados, a quienes no se puedes descuidar; pues pueden provocar enfermedad o muerte. Es probable que, durante la colonia, la religión cristiana haya influido en esta concepción como parte de la dominación que han intentado ejercer desde entonces. Lo cierto es que, los campesinos más devotos, cada vez que entran al monte, rezan y ofrendan a los yumtsilo’ob; costumbres que año con año se van perdiendo en con las nuevas generaciones, a decir de la voz de los propios mayas peninsulares.

El carácter ambiguo del alux, todavía tiene una clara función social como regulador del comportamiento humano en las comunidades mayas de la península de Yucatán y se extiende a todo forastero que pisa estas tierras; esto permite la continuidad de las tradiciones y valores socialmente establecidos y aceptados, prueba de ello son las ceremonias y ofrendas que se realizaron en las obras de infraestructura pública como la carretera Mérida-Campeche, Cancún-Chetumal y del Tren Maya en últimas fechas.

 

FUENTES:

Jardow-Pedersen, Max (1999). La Música Divina de la Selva Yucateca. Conaculta, México.

Marín Poot, Karen (2007) Sabán: Mitos agrícolas y Organización Social, trabajo Monográfico, UQROO, México.

Montemayor, Carlos (2001) Arte y Plegaria en las Lenguas Indígenas de México, FCE, México.

Ruz, Mario Humberto (2002) Amarrando Juntos: La Religiosidad Maya en la Época Colonial, En: Enciclopedia Iberoamericana de Religiones, Religión maya. Editorial Trotta, España.

Tuz Chí, Lázaro Hilario (2007). Así es nuestro pensamiento. Cosmovisión e identidad en los rituales agrícolas de los mayas peninsulares. Tesis Doctoral, Universidad de Salamanca, España. 

 





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