SOBRE LOS EFECTOS DEL BALCHE' EN LA SALUD
Hace tiempo realicé una
publicación en mi página de Facebook La Botica de Xtabay para intercambiar plántulas
de jícara (Crescentia cujete) por plántulas de balche’ (Lonchocarpus
longistylus); empecé mi jardín de plantas sagradas mayas y hoy me complace compartir
por este medio que, por fin tengo semillas y dos plántulas de balche’ que me
obsequiaron mis amigos del ejido La Península, ubicado cerca de Chetumal.
Estoy muy agradecida con Don
Secundino y su señora esposa por tanta amabilidad, me abrieron la puerta de su
hogar para enseñarme su parcela, la casita del árbol que han construido como un
mirador, un orquideario que estoy segura que será un paraje de ensueño cuando florezca
y el altar de piedras que dispusieron a los pies de un hermoso chicozapote para
rezar cada vez que Don Secundino trabaje en la parcela, tal y como la tradición
maya lo exige; respeto a hahalku y los yuumtsilo’ob.
Al entrar a la parcela, me
recibió un árbol grande de balche’, hablo en primera persona porque un grupo
previo ya había pasado por ahí y como siempre, me detuve emocionada; sin
dudarlo, empecé a mirar la copa para ver si tenía vainas, pero estaba tan alto
que ni siquiera podía alcanzarlas; miré el suelo y no encontré nada; Paco me
preguntó qué hacía parada ahí y yo con una sonrisa de las más enormes que
tengo, le dije que había encontrado un árbol de balche’, él ya sabía que estaba
muy interesada en el tema y se alegró junto conmigo. Una de las señoras que
venía en un segundo grupo de personas, me comentó que, una semana atrás le
habían regalado una plántula de balche’ y que con todo gusto me la donaba,
enseguida dije que la aceptaba con todo mi corazón, mi emoción creció; aun así,
pedí permiso a la esposa de Don Secundino y a otro arbolito de balche’ que
tenían a un lado del altar, para cortar varias vainas con semillas.
Estaba tan contenta que, no tardé
en armar un alboroto grupal, uno de los periodistas que nos acompañaba me entrevistó
y mientras eso acontecía, vino la parte más emotiva cuando por sorpresa, la
esposa de Don Secundino me entregó dos plántulas de balche’, pedí permiso para
darle un enorme abrazo porque no tuve otra manera de agradecerle lo feliz que me
hacía su gesto tan bello hacia mi persona.
Luego, Don Secundino nos ofreció
la bebida de balche’, todos fueron mesurados y como yo en otras ocasiones ya
había bebido este vino en cantidades nada decorosas, pensé que no pasaría nada
si repetía la dosis. Sabor dulce, aromático y ámbar claro, de seis meses de
fermentación fue un gran cierre para ese día en el que llegó el balche’ a mis
manos.
Por otro lado, diré que, tras
haber puesto en tierra las plántulas, recibir los cambios de temperatura, de
hábitat y de que viajaron durante muchas horas; una de ellas perdió todas sus
hojas, a la otra le sobreviven tres; con la lluvia que cayó hace una semana, le
vino bien porque al parecer esas tres hojas están muy vivas; continúan bajo
cuidado estricto y observación, esperando que una de ellas sobreviva y desde
luego, estaré preparando las semillas; ya que las vainas estaban en proceso de
secado en el árbol, ojalá sean viables para germinar.
Esta anécdota se suma como el
final perfecto de mi búsqueda de la planta sagrada maya del balche’.
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