Olvidos y Presencias I
Quisiera tener, madre tus mismas agallas para verte partir sin poder hacer nada. Quisiera tener el valor para regalarte tu anhelo que dormida tras el adiós puedas aliviar tanto dolor. Te contestaré las un mil veces que preguntes por tu recuerdo envuelto en algún trapo viejo donde las paredes guardan silencio. Entre los pliegues de tu rostro busco tu alma siempre niña a veces como triste conejo y otras como bella golondrina. Hoy que las hojas del otoño crujen tras cada fuerte pisada del tiempo temo como los frutos y flores la gélida presencia del invierno.